sábado, 16 de junio de 2012

Gestión pública y participación

La gestión pública implica una notable carencia de participación ciudadana en los asuntos que afectan directamente a éstos. Dado el interés colectivo que tienen como resultado las acciones de los gestores públicos, existe moralmente el dilema de conocer si la gestión pública es la forma realmente justa y eficaz para conseguir ese bien común para la sociedad, o bien, si la participación es esencial y primordial para lograr ese interés colectivo.

A la hora de valorar la importancia de la participación, es importante conocer sus ventajas e inconvenientes. Con la participación se logra adquirir una mayor capacidad de conocimiento de los intereses perseguidos por cada grupo social y el resultado será más prolongado en el tiempo; sin embargo, los recursos que se invierten para estas medidas son demasiado costosas y consumen gran cantidad de tiempo por ejecutividad, por lo que la intervención de gestores público sería la mejor vía de responder a esos problemas. La solución a este problema de saber que es lo más justo para el ciudadano, se encuentra en la legitimidad.

La participación parece ser que ha dado lugar a que los ciudadanos elijan que la solución de sus problemas sea mediante la dotación de legitimidad a los gestores públicos. Nos encontramos ante la tesitura de que existe una cesión ciudadana hacia los gestores públicos sin necesidad de participación, ya que gran parte de la sociedad de hoy en día se muestra extremadamente conformista y sólo les basta con participar en la elección de los gobernantes cada cuatro años. Por lo tanto, la legitimidad de algunos gestores públicos se renueva cada cuatro años en las elecciones.

Para un sector importante de la ciudadanía, la legitimidad debe traspasar las fronteras meramente electorales. Al igual que se valora la dinamicidad de la sociedad a la hora de que actúen los gestores públicos, debe considerarse también que las opiniones ciudadanas son continuamente cambiantes. Para lograr la satisfacción global entre la gestión pública y la participación, se debe acudir al término medio. La legitimidad debe adaptarse a la evolución de la sociedad, por lo que no puede ser aceptable que la legitimidad de algunos de los gestores sea renovada cada cuatro años en las elecciones. La legitimidad debe ser renovada día a día, no es necesaria la convocatoria de elecciones, basta con simples sondeos para saber la opinión de la gente.

domingo, 3 de junio de 2012

¿Y si se prescindiera de los partidos políticos?

Los partidos políticos son hoy en día ángeles y demonios de cualquier sistema. Cabe la posibilidad de que si se prescinde de los partidos políticos nos podríamos encontrar con un sistema caracterizado por un mayor reflejo de la diversidad de la sociedad que lo caracteriza.

Sin embargo, las luchas entre los partidos políticos quizás enciendan la llama que genera políticas públicas. Tienen la presión de todo un sistema de partidos y la obligación de satisfacer a ciertos sectores de la sociedad con motivo de la búsqueda del voto para alcanzar o mantener el poder.

Sin partidos políticos puede que las políticas públicas se encuentren desprotegidas. Carecerían de las citadas formas con las que se encuentran presionados por el propio sistema de partidos, puediendo existir una cierta reducción del control y de la gobernabilidad.

En cierto modo, un sistema político que prescinda de los partidos políticos comparte ciertas ventajas con los sistemas políticos proporcionales, por el reflejo de una mayor diversidad de la sociedad. A su vez, también ve acentuadas sus desventajas, como es el caso de la pérdida de gobernabilidad.

Es difícil conocer cuál de las dos formas es más eficaz, si con partidos políticos o sin ellos. Se produce un dilema entre la pérdida de gobernabilidad con la que dotan los partidos políticos al sistema frente a un posible aumento de la representatividad de los ciudadanos. Este hecho es consecuencia de la presumible participación más directa en el mismo por el incremento de la proximidad entre el sistema y los ciudadanos.

"Cuando se desea algo de verdad, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirlo" (Paulo Cohelo)