La pena de muerte hace referencia a la conocida Ley
del Talión, ojo por ojo, diente por diente [1]. España ha sido
históricamente uno de los países más relevantes en el pasado. Como tal, la pena
de muerte se ha ejercido en términos de justicia muy alejados de los Derechos
Humanos y alimentados por la sed de venganza.
Hasta el fin del franquismo, la pena de muerte se ha
ejercido en España. El garrote vil ha sido el instrumento característico de la
pena de muerte española desde la Edad Media, en la que los condenados morían
con el cuello partido de forma tortuosa [2].
Foto: historiageneral.com
Según refleja Amnistía Internacional en su página web [3],
en 1978 quedó abolida la pena de muerte en España en su Constitución. Esta
prohibición queda reflejada en el artículo 15, con clausulas para ejecuciones
de carácter militar en tiempos de guerra. A pesar de ello, se tuvo que esperar
hasta la década de los noventa para que la pena de muerte quedara abolida definitivamente
en España, siendo este hecho en 1995, mediante Ley Orgánica 11/1995 del 27 de
noviembre de ese mismo año.
En cuanto a los instrumentos internacionales que ha
ratificado España, se encuentra el Protocolo 13 al Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales del 16 de
diciembre del 2009, en el que se establece la prohibición de la pena de muerte
a todos sus efectos.
La oficialidad de la prohibición está sujeta a polémica
porque se abolió mediante Ley Orgánica y no aparece específicamente en la
Constitución Española, por lo que se solicita la reforma del texto
constitucional para que se proceda al carácter vinculante en el máximo texto legislativo.
Organizaciones como Amnistía Internacional se hacen eco de este asunto.
REFERENCIAS:
[1] SÁNCHEZ TOSTADO, L. M. “El
corredor de la muerte”:
[2] QUESADA, J. D. “La trágica
historia del garrote vil”. El País, Madrid, 2011:
[3] AMNISTÍA INTERNACIONAL. “España y
la pena de muerte”: